Un lugar asombroso en el que perderse en el tiempo paseando entre un mar infinito de columnas.
La Mezquita-Catedral de Córdoba es la perla de los monumentos de la arquitectura islámica en Occidente, la cúspide del periodo omeya del arte califal.
La mezquita se levanta sobre las ruinas de una basílica visigoda que fue compartida durante un tiempo por cristianos y musulmanes, hasta que en el siglo VIII, el emir de Cordoba, Abderraman I, compró la basílica y ordenó su demolición. Posteriormente, durante los siglos siguientes, la mezquita fue ampliada según las necesidades y preferencias de los gobernantes califales en diferentes ocasiones. Hasta que en en 1236 Fernando III, tras reconquistar la ciudad, la convierte en Catedral. Sin embargo, la gran obra para construir la catedral cristiana en su interior se realizará en el siglo XVI, con el consentimiento de Carlos V; que al ver el resultado de la obra no pudo evitar decir: “Habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes”. Cinco siglos más tarde, la catedral constituye un impresionante ejemplo del arte monumental gótico-renacentista.
El patio de los naranjos fue parte de la ampliación de la mezquita llevada a cabo por Abderraman III. Lo planteó como un patio porticado, dedicado a actividades públicas. Aunque en un principio se cree plantado de palmeras, en el siglo XV fue replantado de naranjos, especie a la que debe el nombre.